Decidido: me compro un flagelo
Nada más desayunar el día 28 me puse a escribir un comentario para ésta nuestra comunidad (o sea, este blog) con el que ponderar debidamente ese arte que encierro como augur: había vaticinado casi justo lo contrario de lo que sucedió y eso, se mire por donde se mire, no es nada fácil. Consideré justo darme un baño de autocrítica, que nunca viene mal. El que tiene tecla se equivoca, pero qué menos que reconocer públicamente el error, me dije.
Bueno, pues ni por esas. Primero fue Arturo G. (un saludo) que no sé si con retranca, con afán de desquite o con una mezcla de ambas cosas me recordaba que soy “todo un analista político”. No me queda otra que comérmela con patatas, pues no le falta razón. Y hoy son los amigos del blog Ciutat de Torrent, con los que tan buenos ratos he echado aquí cara la pantalla, los que me dan la “enhorabuena por el blog” (gracias a vosotros por seguirlo). Y añaden: “no tanto por tus predicciones”.
Así las cosas me he decidido: mañana me compro un flagelo. Un latiguillo de palmo y medio, que tampoco hay que exagerar, con el que darme una vez cada quince días mientras releo algunos de los párrafos que escribí semanas atrás. Que llego a la frase en la que manifestaba mi total desconfianza en la candidata del PP: ¡zas!, zurriagazo que te crío. Que repaso aquella porra en que dejaba a los populares maltrechos: ¡bimba!, trallazo va con el flagelo.
Sin embargo, ya podría yo andar con las carnes abiertas, que si no tengo amor de nada me sirve. Perdón, eso es otra cosa; fue un lapsus. Retomo: ya podría andar yo, decía, con las carnes abiertas y los higadillos colgando a base de latigazos que ni Arturo G. ni los compañeros de CdT me van a convencer. Por este desenlace no apostaba casi nadie.
La mejor campaña electoral con la mejor candidata puede movilizar a un sector del electorado; puede incrementar resultados (dos concejales más, tres si me apuráis, y ya sería mucho). Lo que no puede por sí misma es dar un vuelco tan espectacular a la situación. En estas elecciones municipales han intervenido sin duda otras variables inesperadas, que ya han sido ampliamente comentadas a posteriori por todos los medios de comunicación.
Sin desmerecer, pues, un ápice el intenso trabajo electoral de los afiliados y simpatizantes populares, sigo considerando que su campaña no ha sido el único factor que les ha aupado hasta la alcaldía. Y si para redimir este pensamiento tengo que incrementar la posología de flagelo no tenéis más que hacérmelo saber.