Cuando la crítica se torna vileza
A Indiano, tiroteado el 29 de agosto, le habían precedido en la macabra lista Fernando Buesa, secretario general del PSE-EE de Álava, el 22 de febrero asesinado con un coche-bomba; Jesús Mª Pedrosa Urquiza, concejal del PP en la localidad vizcaina de Durango, asesinado el 4 de junio de un disparo en su pueblo; José Mª Martín Carpena, concejal del PP en Málaga, asesinado de un disparo el 15 de julio; y Juan Mª Jáuregui, ex gobernador socialista en Guipúzcoa, asesinado de un disparo en Tolosa el 29 de julio.
La triste nómina de víctimas de ese maldito año continuaría todavía con José Luis Ruiz Casado, concejal del PP, asesinado el 21 de septiembre de un disparo en Sant Adriá de Besòs, Barcelona; el asesinato, también con un disparo, del ex ministro socialista Ernest Lluch el 21 de noviembre y la muerte del concejal del PP de Viladecavalls (Barcelona), Francisco Cano, el 14 de diciembre de ese año 2000 que se iba.
Como apuntaba más arriba, todos andábamos conmocionados por esa sucesión incesante de muertes sin cuento, que caían como por azar de una siniestra ruleta. Cualquiera, por el mero hecho de haber sido elegido representante bajo unas determinadas siglas, podría ser el siguiente objetivo de la banda terrorista.
Recuerdo que en aquel clima mantuve algunos almuerzo con personas que eran entonces concejales del PP de Torrent. Habían recibido una serie de mínimas y sencillas indicaciones para, en la medida de lo posible (que era poco) evitar ser los siguientes en pasar a engrosar la tétrica lista. La cosa no iba en broma, ETA mataba donde podía y toda precaución era poca. No exagero si digo que estos ediles comían atendiendo la conversación y sin perder detalle al mismo tiempo de todos los movimientos que se producían a su alrededor. Sí, había temor.
Me ha venido a la memoria todo este episodio cuando, hace un par de días he leído un comentario en una publicación digital (no merece la pena ni ser referenciada) que, pretendiendo ser crítica con la máxima autoridad de Torrent, constituye una de las más miserables y vomitivas expresiones que puede expeler una persona con algo de conciencia. Su autor, ése mismo que respira por la herida del resentimiento. La “frase”, dice así: “Nos cuentan que nuestra nueva Alcaldesa a partir de mañana y "no es la canción de Cortes" irá por nuestras calles con escolta policial. Me parece que salía más barato ir en coche oficial”.
La crítica al poder es, no sólo sana, sino necesaria. Pero frivolizar con estos asuntos situando en un mismo nivel la política del día a día, siempre discutible, con medidas que atañen a la seguridad de las personas en un momento tan delicado como el que vivimos actualmente me parece, cuando menos, vil.