jueves, abril 05, 2007

La valencianía

- Buenos días. Me pone usted, si tiene a bien, un termómetro para medir la valencianía.
Con estas palabras sorprendía hoy al farmacéutico de bajo de mi casa, que dejaba el bocata de atún con olivas para atenderme rezongando.
- Tengo de dos tipos, me explicaba el hombre. ¿Cómo lo prefiere, con franja azul o a palo seco?
- ¿No lo tendrá con un círculo granate? Por no soliviantar, más que nada.
- ¿Y por qué no se conforma usted con preservativos, como todo el mundo?, me replicaba el boticario, impertinente.

Decidí someterme a la prueba de la valencianía esta misma mañana, sin dilación, al leer las palabras del presidente de UV de Torrent, José Vicente Mora. “…Ese pueblo que, con sus virtudes y sus defectos, es el que aprecia la valencianía de cada cual y que no merece que le engañen como ustedes ya están haciendo”, concluía Mora su exhortación. No sé si el mandatario de UV estaba muy enfadado cuando escribía esto. Desconozco asimismo quiénes son los que supuestamente engañan al pueblo. Pero a fe que, en el contexto, me lo imaginaba grandilocuente y moviendo los brazos ante un público de atenta mirada que asentía.

Chaval -me dije al acabar de leer esas palabras-, hay cosas que por mucha pereza que te den no puedes postergar ni un minuto más. Son medulares. Así es como me decidí a medir mi cota de valencianía. Por eso bajé a la farmacia, como indicaba al inicio de este post. Podría haber escrito sencillamente “de este comentario”, pero decir “post” me queda más “in”. Y de paso lleno dos líneas más. Sigo.

Hay cosas en las que uno no suele pensar durante largo tiempo, e incluso se despreocupa con incorregible laxitud. Las vas dejando pasar sin darte cuenta. Sin ir más lejos, hace casi dos años que me estoy proponiendo redistribuir las decenas libros de una estantería. Que si quieres arroz.

Algo parecido me sucede con la valencianía. Soy un verdadero desastre para mantener los niveles, lo reconozco. Jamás he sabido dónde me llegan. A decir verdad, y para mi vergüenza, no sé ni para qué sirven.

Y eso que el pueblo (todos mis convecinos de Torrent, supongo que será), a decir de Mora, te la analiza, te la mide, te la valora y, si procede, te la aprecia; la valencianía, digo. Menos mal que una vez cada cuatro años algún partido me refresca la memoria. No todo en política va a ser pasteleo o bronca. También está el servicio al ciudadano.

Por eso, nada más deposite el punto final de este comentario (o post) voy raudo a ponerme el termómetro. Ya os contaré.

(Podéis hacer vuestros comentarios en torrentenunblog@gmail.com)